Cristo es la respuesta

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Domingo, 01 Noviembre 2020 09:36

AMIP - ESTUDIOS TEMÁTICOS - UNA VIDA DE COMUNION CON DIOS Destacado

Escrito por THALIA FORASTIERI, MAESTRA IGLESIA CAPARRA
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ESTUDIO

FONDO BIBLICO: 1 JUAN 5:1-3

1:1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida

1:2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó);

1:3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

INTRODUCCION

El Propósito de este estudio es que conozcamos, nos familiaricemos y respondamos a lo que la Palabra nos presenta sobre la comunión Dios en esta primera carta de Juan, que es uno de los temas principales de esta . Y una vez que atendamos a lo que Dios nos muestra por Su Palabra, tendremos que tomar decisiones responsables con relación a lo que Dios nos demande. Contenido General

En este estudio, después de traer un breve trasfondo histórico de esta primera carta del apóstol Juan, entraremos en un breve estudio del capitulo 1, hasta lograr traer varias enseñanzas que están insertadas en los versos que nos presentan nuestro tema principal.

BREVE TRASFONDO HISTORICO

El cristianismo llevaba ya de unos 60 a 70 años de establecido, y en muchas partes del Imperio Romano había cobrado importancia, ejerciendo una influencia poderosa. Pero al mismo tiempo, se habían presentado muchos intentos de entrelazar al evangelio con otras filosofías y creencias existentes en aquel tiempo. Hoy eso no ha cambiado, como sabemos todos.

LA CARTA

Si seguimos el ejemplo de Juan al escribir esta carta, entonces no tendremos que analizar ni tomar tiempo en saber si algo es o no es de Dios para poderlo combatir. Si tan solo escudriñamos y aprendemos a conocer la Palabra, lo que tenemos que hacer es comparar y exponer luego lo que es verdadero, lo puro sin mezclas que Dios nos presenta con la ayuda del Espíritu Santo. Dios nos hizo discípulos, y por esto venimos a Su escuela para aprender de Su Palabra según la dirección Suya y bajo Su gracia, su misericordia y Su unción fresca. Y es de ese modo que por el Espíritu somos encaminados y recibimos la clave de no caer en el mayor error que predomina en estos tiempos finales dentro de las iglesias: prestar atención sin discernir, lo que se puede y debe adoptar, y lo que se debe desechar. Hay un mandamiento apropiado para este mal: No consumiremos comida enlatada ni con preservativos que vengan a dañar nuestro sistema digestivo espiritual, por más atractiva o apetitosa que nos parezca.

AUTOR

¿Quién era Juan?

JUAN

Fue el apóstol conocido como el discípulo amado, a quien Jesús le entregó a su madre mientras estaba al pie de la cruz, antes de morir. El Espíritu usó al apóstol Juan para darnos el Evangelio según Juan, tres epístolas y el libro de Apocalipsis. Estas tres obras se complementan mutuamente y nos dan un cuadro completo de la vida cristiana.

Y en los tiempos de Juan había una forma de pensamiento que sostenía que el cuerpo y el espíritu eran dos entidades separadas que eran contrarias entre sí. Y creían que el pecado solo estaba en el cuerpo; o sea, que creían que lo que pecaba era la carne, mientras que no sucedía lo mismo en el espíritu. También negaban que Cristo se hizo carne, y era hombre solo en apariencia.

PROPOSITO

Juan, tomando en cuenta que estas creencias estaban corriendo y trataban de mezclarse con la fe cristiana, contaminando la pureza del evangelio, decidió escribir esta carta, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a fin de combatir aquellas dos herejías que atentaban con detener el avance del evangelio.

Es por eso que en su contenido, encontramos a Juan insistiendo prácticamente en toda la carta, en el conocimiento genuino, auténtico y verdadero de Dios y Su poder para transformar al hombre por completo. También recalca que Jesús fue y es la manifestación verdadera, tanto material como espiritual, y era y es Dios hecho carne, en lo cual Juan estaba sumamente claro. Juan había conocido personalmente a Cristo, y era testigo de la verdadera identidad de Jesús.

Por eso, esta carta fue escrita principalmente para exponer los aspectos fundamentales de la fe ante los cristianos, a fin de que pudieran distinguir entre la verdad y los errores que habían sido traídos ante ellos.

Y en esta carta en particular se encierran cinco propósitos principales que debemos contemplar:

  1. Que necesitamos tener comunión con Dios.

  2. Que tenemos la necesidad de permanecer en el gozo de Dios

  3. Que debemos adoptar el hábito de no pecar; y mucho menos de tenerlo por práctica en ningún nivel.

  4. Que debemos detectar el error para vencerlo.

  5. Que haya en nosotros certeza y seguridad de nuestra fe

El Tema Central: El tema se concentra en tres puntos básicos:

  1. Dios es luz- Capítulos 1-2 Y al mismo tiempo el apóstol expone el contraste entre la luz y las tinieblas.

  2. Dios es amor- Capítulos 3-4 Y Juan expresa también lo opuesto al amor de Dios en el hombre, a causa del pecado. 3.Dios es vida- Capitulo 5

En estos días cuando muchos cristianos piensan que tienen comunión con Dios, pero no la tienen, y cuando muchos religiosos piensan que son verdaderos hijos de Dios, pero no lo son, es importante que apliquemos a modo de pruebas o exámenes, los principios que esta epístola nos trae, con el fin de que evaluemos con cuidado nuestras vidas. De modo que vamos en el resto de este tiempo de estudio a ir pasando revista por las pruebas que alcancemos a cubrir. Por esl observemos a continuación la carta, a fin de ir colocando cada prueba que podemos mencionar en el siguiente bosquejo:

1 Juan

Bosquejo sugerido de 1 Juan

Introducción: La realidad de Jesucristo (1.1–4)

    1. Las pruebas de la comunión: Dios es luz (1:5–2:29)

    1. La prueba de la obediencia (1:5–2:6)

    2. La prueba del amor (2:7–17;3-5)

    3. La prueba de la verdad (2:18–29)

    1. Las pruebas de la calidad de hijos: Dios es amor (3–5)

    1. La prueba de la obediencia (3:1–24)

    2. La prueba del amor (4:1–21)

    3. La prueba de la verdad (5:1–21)

Hoy solo estaremos con la primera prueba, que se basa en la siguiente pregunta:

¿Cómo está nuestra comunión con Dios?

El término comunión nos habla no solo de unión entre dos personas, o de una relación simple. Se trata de unos lazos mucho mas íntimos y sólidos con Dios, y por tanto, es necesario que profundicemos en lo que por medio de esta carta se nos está diciendo al respecto.

¿Cómo y por qué presenta Juan esta necesidad de tener comunión con Dios en esta carta?

Lectura

1:1 Lo que era desde el principio, lo que hemos oídolo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida

Ningún otro libro de la Biblia trae tantas doctrinas de forma tan concisa, breve y certera como lo hace esta carta de Juan. Esta carta presenta doctrinas como las del pecado, la conversión, la expiación, la purificación, y la vida de santidad cristiana, entre otras. Sin embargo, el propósito de Juan no era traer las doctrinas en si mismas, sino que estas fueran la base de nuestra vida de comunión con Dios; de una vida en el perfecto amor del Señor, que todos necesitamos vivir.

Los primeros versos son una introducción en la que debemos tomar en cuenta en primer lugar el trasfondo histórico que motivó al apóstol a enviarla a las iglesias de Asia. Y por algo, Dios nos la dejó también a cada uno de nosotros. Y hablando de nosotros, observemos que Juan se expresaba en esos términos desde el comienzo: Y habla en plural.

¿A qué se debía que usara el plural a través de toda la carta, si fue él quien la redactó?

Esto se debe a que el apóstol hablaba también a nombre de los otros apóstoles que estuvieron con él, cuando Jesús los escogió como discípulos y luego se iniciaron en el apostolado. La idea y objetivo era que las iglesias supieran sobre el modo de pensar y los fundamentos que cada uno de ellos había recibido de parte de Su Maestro, y nuestro Maestro: Nuestro Señor Jesucristo.

¿Cuáles son las evidencias que el apóstol presenta sobre este hecho en el verso 1?

Hay 5 clausulas con las que Juan inicia la carta:

  1. Lo que era desde el principio

  2. lo que hemos oído

  3. lo que hemos visto con nuestros ojos

  4. lo que hemos contemplado

  5. y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida

Y más que hacer una referencia a Jesús, Juan lo que hace es señalar lo que Jesús por ser el verbo de Dios, les impartió a ellos: La vida, la luz, y por consiguiente, el único y verdadero camino para llegar al Padre. En otras palabras, más que dedicarse a combatir los errores directamente, se dedicó a revelar lo que conoció directamente de Jesús. Y sobre esa base o fundamento Juan se dirigió a ellos en calidad de testigo ocular y real de la identidad de Jesucristo.

LECTURA

1:2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó);

1:3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

¿Qué entonces siguió declarando Juan en estos versos, y con qué objetivo?

Juan sigue declarando que la vida de la que hablaba es la vida eterna que Jesús nos dio, habiendo sido él y los discípulos testigos de ello; y hablando a nombre de todos los que como él, fueron testigos de ello.

Y el verso 3 nos indica que su propósito era que todos en las diferentes iglesias tuvieran comunión con ellos; estuvieran de acuerdo y en el mismo sentir, el mismo espíritu, y una misma fe; y que esa comunión que ellos tenían era con el Padre y con el Hijo; por tanto era genuina.

¿Qué nos dice la Biblia sobre la comunión con Dios, en términos generales?

LECTURA

Salmos 25:14; Proverbios 3:32

Los sinónimos de “comunión” son “compañerismo” y “participación”. El diccionario de sinónimos agrega los términos: Amistad, camaradería, fraternidad, familiaridad, intimidad, confraternidad y hermandad. Y expresa tanto nuestra relación tanto con Dios, como con los hermanos.

Esta reverencia y admiración a nuestro Dios es exactamente lo que significa el temor de Dios para los cristianos. Este es el factor que nos motiva a rendirnos al Creador del Universo, Nuestro Dios. Él es el objeto de nuestra alabanza, y Él es nuestro Dios, que ha hecho con nosotros cosas grandes y terribles que nuestros ojos han visto.” El temor de Dios es la base para nuestro andar en Sus caminos; servirle y amarlo. El temor de Dios es amar todo lo que Él ama, y aborrecer todo lo que Él aborrece.

Qué es lo que Dios aborrece? (Prov. 6:16-19)

  1. Los ojos altivos.

  2. La lengua mentirosa.

  3. Las manos derramadoras de sangre inocente.

  4. El corazón que maquina pensamientos inicuos.

  5. Los pies presurosos para correr al mal.

  6. El testigo falso que habla mentiras.

  7. El que siembra discordia entre los hermanos.

La comunión con Dios debe ser nuestra prioridad. La comunión y nuestra

relación con Dios deben ser un valor y una prioridad en nuestra vida.

LECTURA

Hechos 2:42;Filipenses 2:1-2

(Ver hoja adjunta)

Después de escuchar en estos versos que la comunión con Dios abarca entrar en una intimidad, esta común unión con el Hijo llega a ser tan profunda que nos permite participar de sus mismos padecimientos (1 P.

4:13; Fil 3:10).

Pero no sólo venimos a ser participes de sus padecimientos, sino también de sus bendiciones. En efecto, dice Pablo que la copa de bendición que bendecimos en la mesa del Señor es la comunión (koinonía) de la sangre de Cristo, esto es, es la manera divina en que los creyentes participamos de los beneficios de la sangre de Cristo. Asimismo, el pan que partimos es la comunión (koinonía) del cuerpo de Cristo, es decir, es nuestra participación en el cuerpo de Cristo, del cual ahora formamos parte (1 Cor. 10: 16-17). Con relación a la koinonía o comunión entre los hermanos, es interesante notar que esa comunión no es, según el Nuevo Testamento, algo puramente abstracto; no es como cuando recitamos y hablamos mucho sobre el amor pero a la hora de la realidad, no existe una verdadera práctica de este amor. Y lo mismo sucede con la comunión entre los hermanos. Esa comunión es todo lo contrario. La koinonía en la iglesia en sus comienzos, se expresaba con y por medio de acciones muy concretas. Por ejemplo, Macedonia y Acaya, dice Pablo, tuvieron a bien hacer una ofrenda (koinonía) para los pobres de la iglesia en Jerusalén (Rom. 15:26). Según Pablo, es lo que correspondía hacer, por cuanto los gentiles habían sido hechos participantes (koinonía) de los bienes espirituales de los creyentes judíos (Rom. 15:27). La forma de los creyentes, por tanto, expresar su comunión, es de la siguiente manera: Compartiendo (koinonía) para las necesidades de los santos (Rom. 12:13). Por eso, las iglesias de Macedonia pidieron con muchos ruegos que los apóstoles les concediesen el privilegio de participar (koinonía) en este servicio para los santos (2 Co. 8: 4).De la misma manera, Pablo, escribiendo a los gálatas, les exhorta: “El que es enseñado en la palabra, haga partícipe (koinonía) de toda cosa buena al que lo instruye” (Gal. 6:6). Por eso, la iglesia en Filipos participó (koinonía) con Pablo en razón de dar y recibir (Fil. 4:15). El escritor a los Hebreos termina diciendo: “Y de hacer bien y de la ayuda mutua (koinonía) no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios” (13:16).

¿De que tipo de comunión se trataba entonces cuando Juan decía: para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo?

Se trata de una comunión en la cual estemos dispuestos a participar no solo de un rato en la presencia de Dios, compartiendo y orando, y sintiendo Su presencia. Eso es apenas una simple forma de comunión. Pero Juan estaba refiriéndose a una comunión con Dios que conlleva mucho más:

  • Participar de la vida que Cristo da como medio de acercarnos al Padre, siendo el único camino y medio de poder lograrse.

  • Es estar tan entrelazados y estrechamente unidos a Jesucristo, que no exista nada que rompa esos lazos, ni pueda perturbar nuestra vida con y en El.

  • La comunión con Dios y la que compartimos con los otros miembros del cuerpo por tanto, no puede ser destruida ni rota por el sufrimiento ni tan siquiera por la muerte. De hecho, la comunión de esta clase trasciende y va mas allá de la vida y de la muerte, y las experiencias duras y difíciles que nos toca vivir, producen una de dos cosas: o nos alejan de esa comunión, si no estamos en Cristo cimentados debidamente; o nos acercan mucho mas a Dios, de modo que esa comunión que iniciamos un día, es una comunión de eternidad a eternidad, pues proviene de Dios mismo, y El es eterno. Dios no se conforma con un ratito de comunión como muchas veces pensamos que es tal experiencia.

Y volvemos y preguntamos:

¿Cómo está nuestra comunión con Dios?

Apenas comenzamos con el tema de la comunión que necesitamos realmente tener con Nuestro Dios.

LECTURA

1:4 Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.

¿Cuál es la base de nuestro gozo, según este verso?

Si el gozo como fruto del Espíritu, lo recibimos por Gracia, y su resultado es satisfacción, deleite apacible, fortaleza en medio del dolor y el sufrimiento y alegría espiritual, entonces se necesita una base sólida para que éste permanezca en nosotros. Y la comunión con el Señor y con los hermanos es lo que constituye la base de ese gozo, de manera que siempre pueda permanecer en nosotros y ser más elevado cada día. Así es que nuestro gozo es cumplido o completado por medio de una comunión ininterrumpida. Si por algún motivo, interrumpimos esa comunión que no debe ser alterada, los resultados son también como efecto domino: se nos va también el gozo, la paz, y el fruto del espíritu se altera. Juan continúa trayendo que cosas pueden estorbar la comunión, en los siguientes versos.

LECTURA

1:5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

1:6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en

tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;

1:7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Aparentemente Juan cambió de tema en el verso 5, pero si unimos ese verso a los dos subsiguientes, nos daremos cuentas de que no es así, sino que él fue proveyendo otro nutriente: el andar en la luz.

¿De dónde sacó Juan la verdad de que Dios es luz y no hay tinieblas en El?

1:5 Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

El dijo que habían oído, refiriéndose a los discípulos y a el mismo, mientras estaban en calidad de discípulos junto a Jesús, sobre esta verdad. En otras palabras, quien les enseñó a ellos fue el Maestro de maestros. Y en plena convicción de ello, estaba anunciando la misma verdad a todas las iglesias. Y preguntamos: ¿Estaremos anunciando a los demás las verdades en las que hemos creído y de las que estamos plenamente convencidos?

¿Cómo describió Juan a Dios, y con qué propósito?

Juan dijo categóricamente: Dios es Luz. Lo presenta como la máxima expresión de la luz.

¿En qué sentido Dios es luz?

Tanto el término luz como el término tinieblas son expresiones para describir cualidades en contraste con los defectos, lo mismo que los términos santidad y pecado.

¿De que nos habla a nosotros esta cualidad y propiedad de la luz en Dios?

Al decir que Dios es luz, el apóstol Juan nos está revelando varios aspectos del carácter de Dios:

  1. La luz implica gloria, resplandor, brillo. Es una manifestación de Dios que nos invita a ver a Dios en su maravilla y poder: Isaías 60:1-19

  1. La luz simboliza la perfecta pureza y santidad de Dios: 1 Timoteo

6:16

  1. La luz nos guía. Nos muestra el camino y nos señala la ruta a seguir. Salmos 43:3: Envía TU LUZ y tu verdad; éstas me guiarán;Me conducirán a tu santo monte,Y a tus moradas.

  1. La luz no es solamente lo opuesto de las tinieblas sino que también lucha contra ellas.

Juan 1:5 La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

  1. Sin la luz es fácil caerse o pegarse contra algo.

Juan 11:9: Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, NO TROPIEZA, porque ve la luz de este mundo;

  1. Sin la luz hay peligro en el camino.

  2. Sin la luz hay un sentir de inseguridad Juan 3:19-21

  3. La luz revela todo. Ilumina y disipa las tinieblas.

  4. La luz expone las impurezas de nuestra vida.

  5. Además la luz revela la verdad. Juan 3:19-21.

3:19 Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

3:20 Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas.

3:21 Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Nuestro Dios es un Dios que se revela, y como entre las propiedades de la luz está el hecho de que todo lo revela y lo manifiesta, al punto de que no existe nada que se oculte ante Dios, podemos entonces estar seguros de que Su luz nos habla de la Pureza, la Santidad, la Verdad que son parte esencial de Su naturaleza.

No podemos esconder nada de su vista y cuando entramos en una relación con Dios, puesto quela totalidad de nuestra vida es manifestada, es revelada.

¿En que consiste entonces la prueba de la luz para nosotros?

La prueba de la luz consiste en evaluar nuestras vidas frente a la luz de los ojos de Dios, de su Palabra y sus mandamientos.

¿Y para que tenemos que ser probados así? La meta de Dios es procurar reflejar la luz de Su Hijo Jesús en nuestras vidas.

Pero observemos en el verso 6 y encontraremos a Juan retomando el tema de la comunión en relación con la luz en contraste con las tinieblas. Y para poder entender estos versos necesitamos aclarar cual es la relación de los términos empleados por Juan en los mismos.

LECTURA

1:6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;

¿Qué nos está queriendo decir Juan en este verso?

Hemos visto que las palabras luz y tinieblas representan dos maneras distintas de vivir. Por eso es inconsecuente y carece de sentido decir que tenemos comunión con Dios, si andamos en tinieblas.

¿Qué es lo que representan las tinieblas?

Las tinieblas representan la vida sin Cristo. La vida en las tinieblas es una vida de muerte, de sombras, de mentiras. El príncipe de las tinieblas es Satanás. En él hay sombras, mentiras, engaños, impurezas. El apóstol Juan nos recuerda que si vivimos en comunión con Dios, no podemos estar al mismo tiempo en los falsos engaños de las tinieblas. Si estamos con Dios estamos en la luz y la luz vence las tinieblas. La muerte de Jesús en la cruz venció el mal, venció las tinieblas y todos tenemos ahora acceso a la luz si confesamos nuestros pecados (salimos de las tinieblas) y declaramos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador. "Si confesamos nuestros pecados Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" 1 Juan 1:9.

Es bien importante que para pasar la prueba de la luz, sepamos que hay una luz mucho más poderosa y que deja una estela luminosa mucho más arraigada en la gente que la procura: la luz del buen testimonio e influencia poderosa en Dios. Es esa luz que proyecta cada persona que la irradia en su entorno, debido a su comunión plena con Dios, quien es autor de la luz. Jesús hablando de la influencia de Juan el Bautista dijo:

Juan 5:35 El era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz.

Mirándolo así, algo mucho más profundo está sucediendo en lo interno de nuestras congregaciones, a veces de forma sutil, y a veces de forma bien clara. Ciertamente estamos careciendo de la verdadera luz. Toda la crisis surge por falta de un liderazgo consecuente, por la inexistencia de un testimonio genuino moral. Más que cargos o puestos importantes, hace falta gente genuina y comprometida con Dios, y viviendo en comunión con El. Faltan faros que marquen el rumbo de los extraviados. Y al no haber luz, se anda en tinieblas”. Y andar sin luz es andar a tropezones, con peligro de caídas.

Visto de este modo, podemos visualizar densas tinieblas rodeando a este país y al mundo entero. Hay tinieblas en lo referente a lo moral y lo social y espiritual. Las obras de las tinieblas ya son tan evidentes, que al parecer la mayoría de muchos llamados creyentes, dentro de muchas iglesias que ya las toma como algo natural.

Esas tinieblas se expresan en base a una moral relajada, donde lo malo tiene connotaciones de bueno. Vemos un crecimiento asombroso de males, y frutos de la oscuridad. Esto se deja ver en el terreno sexual, en el espiritual, en la política, en los deportes, la educación, la justicia entre otros, que muchas veces no vale la pena mencionarlas, esto en obediencia al Señor que dice lo siguiente:

LECTURA

Efesios 5:3 Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se

nombre entre vosotros, como conviene a santos;

5:4 ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.

5:5 Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.

En esta prueba de luz que se nos da en este pasaje necesitamos tomar entonces una decisión determinante que se nos ofrece en el siguiente verso:

Lectura

1 Juan1:7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Juan nos da una respuesta concisa al problema, tanto de los que andan en tinieblas como de los que se engañan a si mismos y no reconocen que las tinieblas les están destruyendo paso a paso cada día: Dios nos muestra que hay unas condiciones y requisitos para alcanzar la comunión que tanto necesitamos tener y alcanzar con El:

  1. andar en luz como El está y es luz

  2. Abandonar por completo la vida de tinieblas y dejando de engañarnos a nosotros mismos.

  3. Y la forma de lograrlo es aceptando nuestra verdadera condición.

  4. Teniendo como resultado del andar en la luz, la comunión de unos con otros

Y solo podremos pasar la prueba de las tinieblas a la luz, empleando la sangre de Jesucristo su Hijo que nos limpia de todo pecado.

Lamentablemente, densas nubes de oscuridad rodean nuestro ambiente.

Estamos faltos de luz, y esto produce desbordes. Muchos malos hacen en la oscuridad lo que no se atreven a hacer cuando hay luz. Toda obra maligna se vincula a las tinieblas y el efecto del pecado, de acuerdo con Jesús, no se manifiesta en dolor, pobreza o en el deterioro corporal, sino más bien en las facultades y el poder que Dios deposito una vez en muchos creyentes quedo destronado por los principados y gobernantes de las tinieblas, y haciendo caer a muchos en los amores indignos, los bajos ideales, y un espíritu brutalizado y esclavizado por la oscuridad.

¿Cuál es la respuesta a esta gran prueba de luz?

Bíblicamente hablando, la luz se identifica con los que hacen la voluntad de Dios, mientras que la oscuridad con los que aun cuando lo deseen, viven bien distantes del Reino de Dios. Por ello cuando se hace referencia a los discípulos de Jesús se les señala diciendo: “Ustedes son la luz del mundo...” Y el producto de vivir en la luz, es tener la comunión con el Dios que es luz, por los méritos de la sangre de Jesús, que nos limpia de todo pecado.

¿Qué nos corresponde hacer para pasar con buenas calificaciones un examen o prueba de luz?

No podemos evadir nuestra responsabilidad negando el pecado en nuestra vida, o haciéndonos tan santos que ya no tenemos la tendencia de pecar. El remedio no es ignorar el mal, sino reconocerlo y presentarnos delante de Dios para que Él nos limpie de toda iniquidad. Lectura

1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Dios no mantiene comunión o relación celestial con las almas impías. No hay verdad en la confesión de ellas; su práctica muestra su necedad y falsedad. La vida eterna, el Hijo eterno, se vistió de carne y sangre, y murió para lavarnos de nuestros pecados en su sangre, y procura para nosotros las influencias sagradas por las cuales el pecado tiene que ser sometido más y más hasta que sea completamente acabado. Mientras se insiste en la necesidad de un andar santo, como efecto y prueba de conocer a Dios en Cristo Jesús, se advierte con igual cuidado en contra del error opuesto del orgullo de la justicia propia. Todos los que andan cerca de Dios, en santidad y justicia, están conscientes de que sus mejores días y sus mejores deberes están contaminados con el pecado. Dios ha dado testimonio de la pecaminosidad del mundo proveyendo un Sacrificio eficaz y suficiente por el pecado, necesario en todas las épocas; y se muestra la pecaminosidad de

los mismos creyentes al pedirles que confiesen continuamente sus pecados y recurran por fe a la sangre del Sacrificio. Declarémonos culpables ante Dios, humillémonos y dispongámonos a conocer lo peor de nuestro caso. Confesemos honestamente todos nuestros pecados en su plena magnitud, confiando totalmente en su misericordia y verdad por medio de la justicia de Cristo, para un perdón libre y completo y por nuestra liberación del poder y la práctica del pecado.

Solo así podremos entender, aceptar y vivir en una comunión intima real con nuestro Dios, y con nuestros hermanos.

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